Primera aventura por Asia: Turquía

29.4.14

Hace ya dos años que emprendí una aventura casi improvisada hacia el continente de Asia con mis amigos Julián y María.
Recuerdo que era una tarde aburrida entre semana en la que tenía muchos trabajos de la universidad por hacer y que por pereza, no quería saber por dónde empezar. Hasta que recibí una llamada de María anunciándome que teníamos la oportunidad de irnos nada más y nada menos que a ¡Turquía! Y encima a muy bajo precio.

Por suerte, los jóvenes europeos tenemos la opción de poder realizar cursos, seminarios, etc en un país extranjero perteneciente a la UE pagando solamente el 70%. Entras a la web, ves las ofertas y los temas de los diferentes seminarios, rellenas formularios, te apuntas, y esperas a que te confirmen que estás seleccionado.
Y así fue como conseguimos comenzar un viaje que nunca podríamos olvidar.

Después de horas de autobús dirección Madrid y vuelo directo a Estambul, ¡nos metieron 15h de viaje en bus hasta la zona de la Capadoccia!
Imaginad el panorama: tres españoles solos en Turquía, rodeados de más de veinte jóvenes de diferentes nacionalidades, cinco hombres turcos con pistolas y un viaje interminable por la noche hacia nosésabedónde.
Cuando dije que era aventura, lo dije de verdad. No teníamos mucha información y nos tiramos de cabeza sin pensarlo dos veces. Durante el viaje en autobús hubo de todo: peleas, tensión, nuevas amistades, risas...
Pero por fín llegamos a nuestro destino: Nevsehir (perteneciente a la región de la Capadocia, Patrimonio de la Humanidad) y con él, nuestras respuestas.



Resulta que el congreso al que acudimos consistía en encontrar soluciones al gran nivel de suicidios juveniles que hay en el país. Para ello, se reunían psicólogos, policías, altos cargos del gobierno turco y nosotros, los estudiantes, para dar ideas para luchar contra este problema.




También estuvimos visitando otros sitios muy bonitos de la Capadoccia: visitamos la ciudad de Nevsehir (nuestra ciudad de residencia en ese momento), donde nos invitaron a una comida en un restaurante a todo plan (con invitaciones de té constantemente), visitamos mezquitas, fuimos de paseo por el mercado, comimos comida típica turca (LOS KEBABS NO SON KEBABS!)...








Y aunque el congreso en sí fue un poco aburrido, estuvimos como unos marqueses con comida en hotel de 5*, tiempo libre de sobra para pasear por la ciudad (no sin antes algunas discusiones sobre ello), conociéndonos entre nosotros y forjando amistades para toda la vida. 



Los turcos que conocimos no se merecen mi total respeto, pero la ciudad me gustó. Aunque es muy humilde, tiene su encanto particular ¡y me encanta! Además, eran risas todos los momentos que pasamos allí :)

Uno de mis sitios preferidos que visitamos fue el Parque Nacional de Göreme y sus enclaves rupestres. En este momento no podía dejar de hacer fotos. 


Después de la visita exprés a este lugar, tuvimos la oportunidad de conocer una fábrica de cerámica turca, con un paseo y explicación a través de toda ella con un chico inglés súper simpático que hablaba español! Ahí fue el único sitio donde conseguí probar un té que me gustase (¡y me lo terminé!).


Otro de los lugares que visitamos y que fue espectacular (a pesar del viento huracanado que hacía) fue la ciudad de Ürgüp. Lo más impactante fue el pueblito creado bajo una montaña llena de cuevas, con unas vistas impresionantes desde lo alto. Además, desde allí se podían ver todos los monolitos creados en esta zona de la Capadocia y que tanto encanto tienen. Y no pienso explicaros qué forma tenían estos enclaves, los veréis vosotros mismos (es una forma que a mi amiga Alba le gusta especialmente):




También pudimos hacer una visita a la ciudad de Avanos. El nombre solo me recordaba a los puros y no podía imaginarme nada bonito saliendo de un puro, pero el pueblo era precioso. Con su mezquita pegada al río lleno de patos y zonas verdes con flores, paseamos a través de todas sus calles comiendo helados riquísimos y con buen tiempo. Fue unas de las tardes más bonitas y divertidas del viaje.



Y yo, como siempre, amiga de los animales, encontré a mi fiel amigo entre las calles de Avanos:


El final de la aventura culminó con otras 15h de autobús de vuelta a Estambul, por el que pudimos pasear durante varias horas visitando los sitios más bonitos de la ciudad: La Mezquita Azul, el barrio del puerto...
La pena que me queda es no poder haber disfrutado de ella más a fondo y sin correr, ¡así que, solo me queda volver! Eso sí, no volverán a intentar secuestrarnos en el Bazar, jajajaja (momento casi-violación de un turco hacia María).







Pero de este viaje, sobre todo, me quedo con la gente tan estupenda que conocí y los momentos y aventuras tan divertidas que pasé junto a ellos (especialmemente con María, Julián, Ania, Paulina, Cris -aunque nunca más se supo-).





¡Hasta la próxima, Turquía! 




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